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¿Cómo crear un espacio de meditación en el dormitorio?

Vivimos tiempos convulsos, en los que la incertidumbre y el exceso de trabajo abruman a más de uno. El estrés de una vida cada vez más ajetreada y con tantos altibajos pueden generar ansiedad y malestar generalizado.

Para paliar los estragos de tales aumentos continuos en los niveles de cortisol de las personas, son muchos los que han optado por aficionarse al yoga, la meditación o el mindfulness.

Lo mejor de este tipo de ejercicios es que, además de ayudar a relajarnos y gestionar mejor nuestras emociones y situaciones de agobio, podemos realizarlos sin movernos de casa. Solo hace falta que dispongamos del espacio adecuado y habilitado para ello.

Si te interesa el tema de la meditación, y te gustaría practicarlo en tu habitación, quédate con nosotros. A través del siguiente artículo, desde Relax te contamos todos los pasos a seguir para crear un espacio de meditación en el dormitorio.

Espacio tranquilo

Escoge el espacio idóneo para meditar o, simplemente, relajarte. Normalmente el lugar donde dormimos cumple los requisitos de calma que debe cumplir cualquier espacio destinado a la meditación.

No obstante, si dispones de espacio suficiente en casa, puedes optar como espacio para la relajación un cuarto o salita pequeño y aislado del resto de la casa, o que al menos no sea demasiado transitado (evitar el comedor, por ejemplo).

Espacio ordenado

Tan importante es que el cuarto destinado a nuestra meditación sea tranquilo como que se encuentre ordenado. Si no mantenemos una limpieza visual en este espacio, nos resultará muy difícil focalizarnos en nuestra respiración y conseguir calmarnos.

En este sentido, para facilitar dicha limpieza y orden, se recomienda el uso de espacios de almacenaje, como cestas de mimbre o baldas colgadas de la pared, así como reducir al máximo la presencia de elementos innecesarios o que solo distraigan nuestra atención.

Prohibido el uso de dispositivos electrónicos

Para que nuestra desconexión del mundo exterior sea total, resulta imprescindible que, durante el tiempo que destinemos a meditar o relajarnos, todos nuestros dispositivos electrónicos se encuentren desconectados.

Esto significa que deberán encontrarse apagados tanto la televisión, como el móvil, el ipad o el ordenador, entre otros. De lo contrario, no conseguiremos la paz suficiente para conectar con nuestros pensamientos y sensaciones.

Colores

Los colores influyen más de lo que creemos en nuestro estado de ánimo. Nos transmiten sentimientos diferentes en función de su intensidad y su tonalidad.

En este sentido, los colores que inspiran más calma y sosiego son el blanco, el marfil y el beige, pero también pueden utilizarse colores pasteles, que transmiten paz y tranquilidad.

En todo caso, habrá que evitar el uso de colores intensos o demasiado luminosos, puesto que dificultan la concentración necesaria para poder meditar o relajarse.

Lo ideal es utilizar colores neutros para el suelo y las paredes, y utilizar colores como el rosa, el azul o verde pastel para algún elemento de decoración que no llame la atención exceso.

Mobiliario

Otro de los elementos que cumple una función clave en la creación de un espacio tranquilo y cálido es el mobiliario.

En primer lugar, es necesario que la sala destinada a conectar con nosotros mismos cuente solo con los muebles y complementos imprescindibles, pues los espacios diáfanos generan mayor confort que aquellos repletos de cosas que no utilizamos normalmente.

En segundo lugar, el material del que se encuentren hechos los muebles con los que decidas decorar tu sala de meditación deben ayudar a crear un estado de calma.

En este sentido, se recomienda el uso de muebles de madera, así como complementos fabricados con fibras naturales como lámparas, cojines o alfombras. También podemos utilizar flores preservadas, espejos o vinilos decorativos.

Los vinilos adhesivos con imágenes de mandalas y atrapasueños son muy comunes en los espacios de meditación, pero también las fotografías de cualquier paisaje o lugar que nos ayude a encontrar la paz mental que necesitamos.

Todos estos elementos nos ayudan a conectar con la naturaleza, además de crear atmósferas cálidas y acogedoras.

Olores

Al igual que los colores, el olor de un espacio influye en nuestro bienestar físico y mental. Así, utilizar velas aromáticas o inciensos naturales, permite crear espacios placenteros que invitan a la renovación de nuestra energía.

En particular, se recomienda evitar el uso de ambientadores o velas que huelan demasiado fuerte o que creen sensación de agobio o empalagamiento. Es preferible optar por olores cítricos o frescos, como la lavanda, el jazmín o la manzanilla.

Música

El hilo musical que escojamos para nuestro momento de meditación diario también es importante. Deberá tratarse de música que nos permita evadirnos de nuestras preocupaciones y centrarnos en nuestra respiración. Para ello, es mejor que evitemos el uso de canciones que nos inviten a bailar, tararear o cantar, así como aquellas que nos pongan tristes o que nos traigan malos

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